Jonathan Switf

Jonathan Swift, una de las figuras cumbres de la literatura angloirlandesa, nació el 30 de noviembre de 1667 en Dublín, Irlanda, en el seno de una familia anglo-irlandesa. Huérfano de padre antes de nacer, su educación fue costeada principalmente por su tío Godwin. Cursó estudios de teología en el Trinity College de Dublín, una etapa que, si bien no lo vio destacar, sentó las bases para su posterior carrera intelectual y eclesiástica. Tras graduarse, trabajó como secretario del influyente diplomático Sir William Temple, periodo en el que amplió sus conocimientos y comenzó a forjar su agudo estilo literario.

Ordenado sacerdote anglicano en 1694, la carrera de Swift lo llevó a ocupar el importante cargo de deán de la Catedral de San Patricio en Dublín desde 1713, puesto que mantuvo hasta su fallecimiento. Fue un prolífico panfletista político, inicialmente alineado con los Whigs para luego pasarse a las filas de los Tories, utilizando su pluma para influir en el debate público con una sátira incisiva y mordaz. Entre sus obras más destacadas se encuentran "La batalla entre los libros antiguos y modernos" (1697), "Historia de una bañera" (1704), y su obra maestra inmortal, "Los viajes de Gulliver" (1726), una crítica despiadada y pesimista de la sociedad y la condición humana que, irónicamente, se volvió un clásico de la literatura infantil. También es célebre por su perturbadora "Una modesta proposición" (1729), donde propone satíricamente soluciones extremas para la pobreza irlandesa.

Las contribuciones de Swift residen en su maestría de la prosa satírica, que acuñó el término "swiftiano" para describir un estilo cáustico y profundamente irónico. A través de sus escritos, Swift denunció la hipocresía, la corrupción y las injusticias de su tiempo, especialmente en relación con la opresión de Irlanda por parte de Inglaterra, lo que le valió ser considerado un héroe del nacionalismo irlandés. Sus últimos años estuvieron marcados por un progresivo deterioro mental, incluyendo asomos de demencia. Falleció el 19 de octubre de 1745 en Dublín, dejando un legado literario que sigue desafiando y provocando al lector contemporáneo. Su epitafio, redactado por él mismo, plasma su esencia: "Aquí yace el cuerpo de Jonathan Swift, D. D., deán de esta catedral, en un lugar en que la ardiente indignación no puede ya lacerar su corazón. Ve, viajero, e intenta imitar a un hombre que fue un irreductible defensor de la libertad".